Estamos con los últimos coletazos de la llamada semana grande de Santander. Vamos, lo que viene siendo la celebración de las fiestas de la ciudad. Aquí celebramos la festividad de Santiago. A lo mejor algún lego en el asunto se piensa que celebramos la festividad de Santiago porque en esta ciudad tenemos los huesos del Santo y vienen en peregrinación de todas las partes del mundo o por algún otro motivo tan relevante como ese. Pero no. Qué va. Santiago no tiene nada que ver con nosotros, si nuestros patrones son San Emeterio y San Celedonio, pero en esta ciudad se hacen las cosas así, ¿qué pasa?
Fechas aparte, las fiestas de Santander nunca han sido un referente que atraiga a gente de fuera como pudiera ser el caso de Pamplona en San Fermín o similar. Aquí, lo tradicional eran las ferias, tirar unos fuegos artificiales el día D, lo innombrable que empieza por to y acaba por ros, y deje usted de contar.
Desde hace unos tres años el ayuntamiento vienen intentado reflotar el asunto –evidentemente, bajo su criterio casposo y haciéndolo a medida del sector más tradicional y conservador de esta ciudad– y para ello ha copiado ideas que funcionan en otras ciudades como el tema de las casetas. Es cierto que le dan vidilla a la ciudad porque hay mucha gente por la calle pero no entiendo el furor que causan. No sé si no os habréis enterado, pero en este país tenemos un bar en cada esquina, abren los 365 días del año, los hay para todos los gustos y en muchos de ellos te pides un algo para beber y la tapa te la ponen gratis. Los pinchos de las casetas me parecen una pijada digna de esta ciudad y, repito, no sé qué le ve la gente.
Me estoy enrollando un poco hablando de las casetas y demás porque esta entrada venía motivada porque he ido a uno de los conciertos de la campa de la Magdalena. El tema de los conciertos es otro de los pilares de ocio de las fiestas. Solo hace falta girar el cuello y mirar de izquierda a derecha (Asturias y País Vasco) para sonrojarnos de lo que tenemos aquí. Creo que nunca jamás ha pisado esta tierra un grupo/cantante de primer nivel mundial y me da igual de qué estilo musical estemos hablando. Aquí traemos a Raphael cobrando las entradas a 30 euros –sin comentarios–, Sergio Dalma, que tuvo su momento de gloria hace 15 años y todo en esa línea.
Para asistir a alguno de estos conciertos se puede comprar la entrada del concierto que te interese, sin más; también existe el abono que te permite ir a todos los conciertos y luego está el pase VIP. El pase VIP también se compra para un solo concierto, cuesta 95 euros e incluye una zona especial de bar con barra libre, se supone que los VIPs pueden acercarse a los artistas en esta zona y luego tienen un sitio privilegiado en el concierto. No sé si esto de los VIPs se da en más sitios (si alguien tiene información al respecto…) o es una cosa exclusiva de aquí, pero sea como fuere, me parece lamentable. Siempre creando clases y privilegios en función del dinero. En fin, qué asquito.
Lo que aqui pasa ahora y siempre ha pasado es que el dinero para las fiestas se lo lleva casi todos los toros, con lo cual no deja mucho margen para nada más.
ResponderEliminarHe dicho.
Yo acabo de llegar hoy y despues de muchos años de campamentos, me pase a irme a barcelona por lo que esta semana grande no es algo q celebre demasiado ya que pocos años estoy aqui, asi q, q hagan lo q les pete! con todos mis respetos y demas!!! jajaja
ResponderEliminarLa única vez que trajeron algo de primer nivel fue con el Summer Festival, que llegaron a traer a The Chemical Brothers, Prodigy, Pet Shop Boys ¡y hasta The Black Eyed Peas! (eso sí, cuando apenas los conocía alguien...).
ResponderEliminar¿Qué pasó con ésto? Que el Ayuntamiento comenzó a ver que Santander se revitalizaba y venían jóvenes de otras partes de España (y Europa), cosa que Santander no podía permitir, ya que se perdía la esencia cañí y casposa... ¿Y si después estos jóvenes comenzaban a pensar y votaban a izquierdas? Corrieron un tupido velo diciendo que salía muy caro (vamos, que se les iba de las manos...).
lo de los VIP es muy STV, hasta que no cambiemos a los de Toda la Vida no conseguiremos una ciudad diferente... gran visión de estas mediocres fiestas...
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