Música en directo

    Hace pocos días vi el llamamiento que hacía la plataforma "Cultura Libre Oviedo" para recoger firmas en contra de la decisión del ayuntamiento de prohibir actuaciones musicales en directo en locales y me recordó los casos de otras ciudades que están en una situación similar porque, lamentablemente, Oviedo no una excepción.

    En este mismo mes he leído en la prensa la situación de Madrid. En la capital, no es que hayan hecho una nueva normativa al respecto pero están empezando a aplicar la que había con dureza y multan a los locales, policía mediante, que no tienen licencia para estos menesteres aunque no molesten a nadie. También me viene a la cabeza el ayuntamiento de Zaragoza que, al igual que los anteriores, no hace más que poner trabas a los artistas que quieren mostrar su música en pequeños bares. El tema de Zaragoza es más sangrante porque es una ciudad candidata a capital de la cultura en 2016; por eso fue más sonado y yo lo vi en las redes sociales. Y no hay más que tirar del hilo para encontrarse con otras ciudades que están pasando por lo mismo. Mientras buscaba en las hemerotecas de los periódicos estas noticias para refrescarlas y escribir esta entrada, me he topado con Cádiz, que está en las mismas, donde han creado una plataforma llamada "salvemos el directo", en este caso, las prohibiciones afectan hasta los cuentacuentos y monólogos. Y estoy segura de que si seguimos ahondando encontraremos más.

    Bien amigos, pues aquí tenemos a nuestros ayuntamientos que pagan cantidades de mínimo cuatro cifras a "artistas" como King África, Leonardo Dantés o Georgie Dann por tocar un día cualquiera en verano mientras que ponen infinitos obstáculos a músicos, que en la mayoría de los casos, hacen esto por amor al arte (nunca mejor dicho) porque para vivir, tienen otros trabajos.

    Está claro que el tema de la música en pequeños bares, tiene que estar regularizado por los ayuntamientos, con licencias, horarios y demás; pero digo regularizado, no prohibido.

    Todos, tanto los locales, como los músicos y los clientes / usuarios necesitamos un punto intermedio entre un hilo musical y una sala de conciertos.

Los pequeños bares que ofrecen música en directo suponen una alternativa de ocio de calidad, dan oportunidad a músicos nuevos para irse abriendo camino, coger tablas y crearse su público propio. Además, es que estas actuaciones tienen su propio sello de identidad, son más intimistas y diferentes a las que se pueden ofrecer en una sala de conciertos o en un escenario al aire libre en un festival. Prohibirlas sería acabar con ellas y son cultura.