domingo, 20 de febrero de 2011

Factura fantasma

    El tema que traté en la última entrada sobre sanidad pública versus privada a raíz del documental de Michael Moore, me pareció que es un asunto que da para mucho. En concreto, me vino a la cabeza el tema de las facturas fantasma, que también me parece digno de reflexión.

    Para el que no lo sepa, la factura fantasma, también llamada factura en la sombra, consiste en una factura que se les da a los pacientes después de haber recibido atención médica para informarles del coste del procedimiento al que hayan sido sometidos. Los pacientes no tienen que hacer frente al gasto pero la finalidad es que estén informados del dinero que se destina a políticas sanitarias y concienciarlos para que hagan un uso responsable de los servicios públicos médicos.

    El debate de comenzar a dar la factura fantasma a los pacientes tuvo lugar el pasado año cuando la entonces ministra de sanidad, Trinidad Jiménez, propuso llevar a cabo esta práctica en todo el territorio nacional. Sin embargo, en España, para algunas comunidades este asunto no era nada nuevo. En Galicia se lleva proporcionando la factura fantasma a los pacientes desde el año 1998 y en la Comunidad Valenciana desde 2003. Por su parte, Cataluña lo puso en práctica también en el año 2003 pero solo lo mantuvo durante unos meses porque alega que si se proporciona de forma continuada pierde efectividad, por lo que no descarta volver a ponerlo en marcha en un futuro. Y la última comunidad en sumarse ha sido Andalucía, que se inició en octubre del año pasado.

    Personalmente, no me parece mal que se dé a los pacientes la factura fantasma. Por lo general, no se valoran los servicios públicos, se acude a los hospitales y centros de salud como el derecho que es pero olvidando la ingente cifra que se invierte en ellos y olvidando también que ese dinero sale de los impuestos de todos; y supongo que nadie quiere que los impuestos que paga se despilfarren, sino más bien, que se utilicen con buen propósito y que den el máximo posible de sí.

    Hay quién opina que esta medida no ayudará a concienciar a la población de un uso responsable de los servicios sanitarios o que puede que le den alguna importancia la primera vez que reciban la factura pero que cuando se acostumbren, esta ya no tendrá ningún efecto sobre ellos. Puede que no les falte razón pero no todos somos iguales y unos recibirán la factura fantasma y se quedarán como estaban pero otros la recibirán y quizá comiencen a valorar las cosas de otra manera; y si se consigue que, aunque solo sea un puñado de gente, se conciencie, ya merecerá la pena.

2 comentarios:

  1. Pues me parece bien que lo hagan una temporada para que la gente se conciencie, que hay algunas personas que no tienen nada que hacer y están todo el día en urgencias y en el médico. Pero como algo temporal, porque si lo que se quiere es ahorrar que no derrochen en papel y correspondencia que hay crisis y se vea que se redorta en todo.
    He dicho.

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  2. Pos yo tambien soy fantasma, pero niño fantasma, no factura.Dos.Tomy.

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