Zorras y Visones

Todos los inviernos ocurre lo mismo, especialmente en los días más fríos: sales a la calle y te topas con alguna señora emperifollada que, como colofón a su atuendo, lleva un abrigo de piel.

    Me revuelve las tripas. A estas personas les sobra el apellido de ‘humanos’, se quedan en ‘seres’ a secas. Mi mente no concibe cómo alguien puede comprar, a sabiendas, ropa que se hace con la piel de animales muertos para tal fin, solo por moda, gusto, glamour o como lo queráis llamar.  

Puede que los consumidores ignoren el principio de la historia, es decir, cómo viven previamente los animales y cómo se les da muerte, pero, obviamente, a nadie se le escapa que para hacer un solo abrigo de piel (del tipo que sea) hay que MATAR a un número determinado de animales, que, para más señas, no suele bajar de la decena. Este dato ya me parece condición suficiente para rechazar estos productos pero, además, considero que hay que ser más curiosos e interesarse un poco por cómo se hace y qué ocurre con estos animales, sobre todo, por parte de quienes lo compran. Ilustrémonos sobre cómo funciona esta macabra industria.

Actualmente, se utilizan para hacer abrigos y otras prendas de ropa las pieles de coyotes, zorros, lobos, mapaches, ardillas, martas, tejones, chinchillas, visones, nutrias, corderos, borregos y conejos, entre otros. Tomaremos el caso de los visones como ejemplo representativo. Los visones de la industria peletera se crían en granjas de manera controlada –según sus intereses comerciales– se programa para que nazcan en abril y se los mata en noviembre, es decir, a los seis meses de edad, cuando su vida media se estima en seis años. Estos seis meses están encerrados en jaulas –cuando estos animales son extremadamente vivaces y necesitan hasta diez hectáreas de terreno por ejemplar– y sin supervisión veterinaria alguna. Respecto a la alimentación, les proporcionan comidas saturadas de hormonas para que crezcan rápidamente lo que les provoca indigestión permanente. Las consecuencias de esta forma de “vida” son que los visones padezcan agresividad extrema, canibalismo, y den saltos incesantes en busca de huida. Se pasan los días mordiendo los barrotes y dando vueltas en círculo sin parar. Muchos terminan tan desesperados que acaban por mutilarse. Después de eso, llega el momento de arrebatarles la piel. En algunos casos, se les arranca mientras están vivos porque es mejor para la conservación y la calidad de la piel, en cualquier caso, luego se les “mata” y lo pongo entrecomillado porque los verdugos se limitan a aplicarles el método que corresponda (golpear la cabeza, retorcer el cuello, veneno inyectado directamente en el corazón, asfixia…) y luego, nadie verifica que el animal ha muerto, muchos continúan respirando cuando sus cuerpos son apilados entre cadáveres. 

      En España, según un estudio de Igualdad Animal, hay 38 granjas de visones, el 80% de ellas está en Galicia. 

        Es vomitivo. Debemos dejar de creernos que somos el ombligo del mundo y empezar a darnos cuenta de que los animales no están en el planeta para satisfacer las necesidades de los humanos y mucho menos cuando esas necesidades son tan frívolas y banales como la moda. Los animales son seres vivos que sienten y padecen. Sienten el dolor físico igual que tú y que yo, así que, a ver si empezamos a tomar un poco de conciencia y dejamos de utilizarlos para nuestra diversión personal. El que quiera un abrigo para estar monísimo que se lo compre sintético, joder. 

Para saber más:  http://www.granjasdevisones.es/