Ayer podía leer en el diario Público la noticia de que se cumplían 40 años del experimento de psicología más controvertido de la historia de esta ciencia.
El experimento se llevó a cabo en la Universidad
de Stanford (California) bajo la batuta del profesor Philip Zimbardo. El
objetivo era estudiar el comportamiento de los presos y para ello recrearon un
ambiente carcelario en los sótanos de la universidad. Se eligieron a 24
sujetos, de los cuales doce debían ejercer el rol de presos y a la otra mitad
les tocó hacer el papel de carceleros. Suspendieron el experimento a los seis días
porque la situación se les fue de las manos. Los "carceleros" se metieron
totalmente en su papel y se acabaron trasformando en unos sádicos torturadores
carentes de sentimientos de empatía y de compasión.
Al leer esta noticia recordé un interesantísimo documental que vi la semana pasada llamado "El juego de la muerte". Este documental recreaba otro experimento psicológico clásico, similar al anterior.
Este otro proyecto tuvo lugar en la Universidad de
Yale y fue dirigido por el profesor Stanley Milgram. En él, había dos sujetos
(se repitió con varias parejas) uno de ellos debía memorizar una lista de cosas
y, el otro, más tarde, le examinaba sobre ella. Cada vez que fallaba, debía
darle una descarga eléctrica que iba aumentando en potencia a medida que iba
cometiendo más fallos. El "examinado" era un cómplice y fallaba a propósito.
Estaban en habitaciones separadas pero el sujeto experimental podía oír los quejidos
(que iban en aumento) y las súplicas de detener el "juego" del "examinado" y
aún así, continuaba con la prueba y no paraba. En el documental que cito, se recrea este
experimento pero disfrazado de concurso de la televisión, con lo que añade más
ingredientes al estudio psicológico.
En
todos estos casos se ve cómo, personas normales que no tienen una vena sádica
ni ningún tipo de maldad potencial, una vez que se comprometen con unas normas,
asumen el rol que se les ha asignado y acatan una autoridad que creen legítima, siguen
adelante con lo que deban hacer aunque eso vaya en contra de sus principios y
valores. Existen varios mecanismos psicológicos que permiten resolver esa
disonancia cognitiva que se produce.
Este
tipo de experimentos explica a la perfección la actitud y el comportamiento
de, por ejemplo, oficiales nazis ante órdenes de aniquilar a miles de personas.
Es interesante, peor podias haber contado más cosas.
ResponderEliminarHe dicho.
secundo lo que ha escrito "he dicho" muy interesante pero me he quedado con ganas de mas, sobre todo de la primera historia, no estabana ahi menganito ni fulanito, me gustaria una segunda entrega mas profunda en la que poder entrar en valoraciones. lo siento pero la veo una actualizacion muy veraniega en fiestas, poca chicha y mucho refrito!!! jajajaja
ResponderEliminarYo ya sabia lo del segundo perimento cuya conclusión es: que a una persona le das un poco de poder o autoriadad y se le sube a la cabeza de tal manera que se olvida de sus propios principios.Esto hoy en día es muy aplicable al mundo laboral en el que desgraciadamente a más de un tonto-pelota le hacen capitan general de la noche a la mañana y a los dos días ya se la ha olvidado de dónde venía.Quiero que expliques la razón de porque sucede eso en er cerebros.Dos
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