El
doble de tu mitad
es el título del último disco de Rulo y La Contrabanda, que salió a la venta el
pasado 14 de octubre.
Mis conocimientos tanto del panorama
musical actual como musicales propiamente dichos son, digamos, limitados. Tuve mi
época en la que me interesó bastante el rock y solía buscar proactivamente
nuevos grupos a los que escuchar pero, últimamente (más de un año), ya
prácticamente no escucho nada de música. El caso, que me estoy ya enrollando
más de lo conveniente, es que aunque me haya desapegado del mundo musical, Rulo
sigue siendo Rulo y he tenido curiosidad por escuchar sus nuevas canciones.
Antes de la salida oficial del disco
al mercado, algunos de los temas ya se habían podido escuchar porque fueron
lanzados como adelanto para ir abriendo boca. Yo escuché dichas canciones, y
tengo que decir que me parecieron flojas. Diría que me decepcionaron si hubiera
esperado algo, pero lo cierto es que no me había creado ninguna expectativa (no
por nada, sino por puro desinterés) por lo tanto, no puedo hablar de decepción;
pero el caso es que esas dos / tres canciones que se adelantaron me parecieron
faltas de ritmo, con letras (lo que siempre he considerado su punto fuerte) básicas,
simplonas.
Total, que se publicó el disco
completo y bueno, como aún me quedaban muchos temas por escuchar, lo hice sin dejarme
influir por los previos que me habían generado una mala impresión y, tengo
que reconocer, que mi opinión ha virado ciento ochenta grados. No sé si es
porque alguna de las canciones previas fue presentada en formato acústico o
simplemente porque necesitaban un pase doble. Sea como fuere, a día de hoy puedo
decir que encuentro este último disco a la altura de los demás, las canciones
me gustan de la primera a la última y encuentro en ellas los elementos que
hacen a Rulo ser Rulo: por supuesto, la voz y sí, también las letras sencillas
en las que hay rascar un milímetro para darse cuenta del abismo de realidad que
esconden, arropadas por una música que me gusta.
No voy desgranar los doce temas que
componen el disco, para empezar porque es un sinsentido, las canciones hay que
escucharlas y disfrutarlas, pero sí me gustaría hacer algún apunte sobre
alguna de ellas.
El disco abre con “Tu alambre”, es
mi favorita de las doce (casualmente fue uno de los adelantos); de ella destaco
el estribillo, hay que tener cuidado porque es pegadizo, especialmente si la
escuchas una docena de veces seguidas, que es lo que hago yo.
“Noviembre”. Rulo dice que esta es
su favorita del disco. Obviamente, las canciones no significan lo mismo para él
que para el resto de los mortales, y no solo por el simple hecho de que sean de
su puño y letra, sino porque son sus historias y, en este caso, se nota que no
es precisamente una canción prefabricada, sino que, muy al contrario, y a
riesgo de sonar cursi (el hecho de decir cursi ya es cursi), la canción tiene
alma.
“Mi vida contigo fue un blues”, la
novena, es un canción “rara” porque no tiene la estructura normal de: estrofas,
estribillo, estrofas, estribillo, estribillo, se acabó. Me parece puro vómito
en el buen sentido de la palabra. Me explico. Parece una canción que él
“necesitaba” hacer. Suelta al principio de la misma lo que tenía que “vomitar”
y sin saber cómo terminarla, se repite la estrofa que le da título. En cualquier
caso, la canción me parece una auténtica puñalada. Fría, directa y certera.
“La reina del barrio”, cambia el
tercio, es una bonita canción que habla de una realidad insoportable.
Nada más que añadir, después de esta
intrusión por mi parte en el campo de la crítica musical, quedo a la espera de
conocer vuestras opiniones en los comentarios.
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