Luis Montero, Luis Cobo
y Juan Maña salieron en coche desde Santander hacia Almería a primeros de Mayo
de 1981 para ir a la comunión del hermano de este último. Llegaron a Almería
pero no a la comunión. Aparecieron ese día en un barranco en Gérgal calcinados,
sin extremidades y con múltiples disparos en el pecho. ¿Qué pasó? Esto:
El 7 mayo de 1981, ETA
atentó contra el general Valenzuela, jefe del cuarto militar del rey, en
Madrid. Los medios de comunicación difundieron las fotografías de los terroristas.
Montero, Cobo y Maña, en
su trayecto, tuvieron una avería en la provincia de Ciudad Real y decidieron
alquilar un coche para llegar a tiempo mientras dejaban el suyo en reparación. En
el proceso de estas gestiones, alguien les reconoció como los terroristas buscados
y alertaron a las autoridades. Ellos continuaron su viaje ajenos a las acusaciones
y, por supuesto, desconociendo el fatal desenlace que tendría esta historia.
Juan Maña quería enseñar
su tierra a sus amigos del norte y tras pasar por su casa de Pechina, fueron a
Roquetas de Mar. En una tienda de esta localidad es donde los detuvo la guardia
civil, arrinconándoles contra la pared, esposándoles, sin leerles sus derechos ni
decirles de qué se los acusaba.
Fue un grupo de 11
guardias civiles dirigidos por el teniente coronel Carlos Castillo Quero el que
se ocupó de ellos.
El cuartel de Almería
estaba en el centro de la ciudad y allí vivían las familias, de modo que
llevaron a los detenidos a un cuartel abandonado de Casafuerte para que nadie
pudiese oír lo que iba a pasar.
Gracias a las investigaciones
y pruebas halladas, todo apunta a que lo que ocurrió fue que en todo momento se
asumió que eran los etarras y no se comprobó su identidad. Los interrogaron a
la vieja usanza y se les fue la mano con uno de ellos, que murió y después se
quitaron de en medio a los otros dos para “arreglarlo”, o directamente decidieron
matar a los tres sin más. Los descuartizaron para manejarlos mejor y poder
meterlos en el coche. Condujeron el coche hasta el anteriormente citado
barranco, lo rociaron con gasolina que habían comprado usando el propio dinero
de los chavales y lo prendieron fuego.
Solo 3 de los 11
guardias implicados fueron juzgados. Relataron unos hechos del todo
insostenibles e incompatibles con las pruebas objetivas. Las familias y sus
abogados recibieron amenazas. Peritos y demás profesionales tenían miedo y
evitaron participar en la causa.
El ministerio del
interior reconoció que se había producido un error, que habían confundido con
etarras a “delincuentes comunes”, que llevaban armas en el vehículo e iban sin
documentación. Mentiras.
Los 3 guardias juzgados
fueron condenados por tortura y homicidio con los atenuantes de “cumplimiento
del deber” y “obediencia debida”. Recibieron fondos reservados tras su expulsión
y disfrutaron de tratos de favor en prisión.
El director de cine
Pedro Costa rodó en 1983 la película “El caso Almería” que podéis encontrar íntegra
en youtube.
Leido, q lo tenia pendiente
ResponderEliminarNo conocía la historia. No hace tanto tiempo de eso y camos de país moderno y civilizado dando lecciones...
ResponderEliminarHe dicho.