Cataluña 1991. Se dan
una serie de violaciones y agresiones en Barcelona y Tarragona. Las víctimas
describen a dos hombres con aspecto de norteafricanos, que hablan español pero
entre ellos otro idioma, presumiblemente árabe.
En su investigación, la
policía detiene a algunos hombres marroquíes que pernoctan en una pensión de
Terrasa, uno de ellos es Ahmed Tommouhi. Lo hacen participar en una rueda de
reconocimiento donde es señalado por varias de las víctimas y queda arrestado.
Abderrazak Mounib está
fichado por la policía por una falta de exhibicionismo ya prescrita y algunas
víctimas le reconocen como agresor al consultar el fichero policial, lo arrestan.
Hasta aquí todo puede
parecer un procedimiento rutinario. A partir de aquí, empieza el sinsentido y
la pesadilla para estos dos inmigrantes.
Ellos dos se declaran
inocentes en todo momento, no reconocen el material utilizado para amenazar y
golpear a las víctimas, no poseen el coche que las víctimas identificaron como
perteneciente a los agresores, de hecho, Tommouhi no sabe conducir. Uno de ellos
padece hidrocele testicular, lo cual significa que tiene un testículo
anormalmente grande, lo que impide la penetración sin la colaboración de la
víctima; además, es algo que podrían haber apuntado en la declaración para identificar
al culpable, pero no ocurre. Otro dato importante es que estos dos sujetos no
se conocen entre ellos, algo que la guardia civil se encarga de investigar y
para lo que hacen un informe ex profeso. Nadie se va con un desconocido a
violar a chicas ni a dar palizas a sus novios. Por si esto fuera poco, existen restos
de semen de uno de los casos cuyo ADN no coincidió con ninguno de los dos
acusados. Prueba que no tuvo peso en el juicio porque los técnicos que la
realizaron no se presentaron a testificar.
Resultado de todo esto:
ambos son hallados culpables de robo, violación, detención ilegal, coacciones y
lesiones con condenas de más de 150 años per cápita. La única prueba es que algunas
víctimas les señalaron como los responsables. A este respecto, cabe mencionar que
la rueda de conocimiento no estuvo exenta de negligencias dado que los
denunciantes pudieron ver a Tommouhi esposado por las dependencias antes de la
rueda de reconocimiento; y una víctima señaló que su agresor era Mounib “pero
sin bigote”. Ella había sido agredida dos días antes y el acusado tenía un
mostacho prominente, espeso y largo que no crece en 48 horas.
Pierden la apelación, el
Tribunal Supremo ratifica sus condenas y ambos van a prisión; pasan los años y
nos vamos hasta 1995 cuando se vuelven a dar el mismo tipo de agresiones y
violaciones. La policía investiga y en esta ocasión detiene a un hombre llamado
Antonio García Carbonell.
Las nuevas víctimas
siguen señalando a los marroquíes como culpables a pesar de que es imposible
que sean ellos ya que están en prisión. García Carbonell es gitano y habla
caló, lo que las víctimas podrían haber interpretado cómo árabe. Salta a la
vista el gran parecido físico entre García Carbonell y Tommouhi. Se contrasta
la prueba de ADN que se recogió en 1991 y, efectivamente es coincidente con el
nuevo detenido.
Ahmed Tommouhi y Antonio García Carbonell |
Con todo esto, les declaran
inocentes de este caso concreto en el que existe la prueba de ADN, pero no
respecto al resto de casos, por los que siguen acumulando condenas de más de
cien años.
A la luz de todo lo
sucedido, parece muy claro que existen dudas más que razonables sobre la
culpabilidad de estos hombres, por lo que la fiscalía pide el indulto.
Los acusados no quieren
el indulto porque es una forma de reconocer su culpabilidad, ellos quieren la
absolución. Ellos aún creen en la justicia y, sabiéndose inocentes, confían en
que todo acabará por solucionarse y esclarecerse.
En cualquier caso, la
petición de indulto sigue su largo y lento curso de despacho en despacho
llegando hasta el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo mientras los años
siguen pasando y ellos siguen privados de libertad.
Ya estamos en el año
2000. Abderrazak Mounib muere de un infarto en su celda en la prisión en Can
Brians. Ahmed Tommouhi sigue en la cárcel, la petición de indulto está atascada
en un silencio administrativo y acaba por ser denegada en 2008. Él ya lleva dos
años en libertad condicional, de esta forma es como acaba de cumplir la condena
en 2009.
A ojos de la justicia,
ambos siguen siendo culpables. Nadie ha reparado el error, nadie ha asumido
responsabilidades.
Cuando Tommouhi fue
detenido en 1991 tenía 40 años, tenía los papeles en regla y trabajo. Las últimas
noticias que he encontrado de él son de 2010, vivía con su hijo en Cataluña, no
tenía trabajo ni los papeles en regla. Se sentía avergonzado para volver a su
ciudad natal en Marruecos, donde residían su mujer y su hija mayor a las que no
veía desde que empezó la pesadilla. Mounib no vivió para contarlo, tenía mujer e hijos.
Si creéis que la
historia ya es suficientemente rocambolesca, esperad, porque el esperpento
continua.
Antonio García Carbonell
nunca delató a su cómplice, es decir que hay un culpable que nunca ha pagado. Los delitos
por los que cumplieron condena los marroquíes nunca se le han atribuido
posteriormente a García Carbonell, cuando todo apunta a que podría ser él el
verdadero culpable y con ello, su condena se vería incrementada.
García Carbonell salió
en libertad en el año 2013. Fue el primer preso no terrorista en quedar en
libertad gracias a la eliminación de la doctrina Parot. Su abogado dijo que con
78 años “ya no era un peligro”. Pasó en la cárcel 18 años de los 207 a los que
había sido condenado. De no habérsele aplicado la derogación de la doctrina
Parot, habría quedado libre en 2025 en lugar de en 2013.
Hace dos meses (enero 2015)
se le arrestó sospechoso de la muerte de una anciana sucedida en febrero de
2014.
Si quieres saber más de
esta historia, puedes ver los documentales “el quinto por la izquierda” y “la
justicia de las serpientes”. Braulio García Jaén escribió un libro titulado “Justicia
poética” y tiene un blog donde contó su trabajo (la doble hélice wordpress).
Lo lamentable es que casos como este seguro que hay más... Y la justicia estando como está solo es justicia de ricos.
ResponderEliminarHe dicho.