viernes, 19 de abril de 2013

Música comercial y libros superventas

Estaba yo leyendo una entrada en el blog “señales de Rulo y la Contrabanda” que defendía la música de Rulo contra las voces que se alzan diciendo que es comercial mientras pensaba el comentario que iba a escribir cuando me dije “esto me da para un post”; y aquí estamos.
        No obstante, lejos de querer opinar si la música que hace mi idolatrado Rulo es comercial o deja de serlo, lo que quiero hacer es una reflexión sobre las opiniones que se vierten respecto a la música y a los libros que tienen una gran acogida.   
Y para empezar, estaría bien aclarar qué se entiende por “comercial”. La RAE dice que es algo “que tiene fácil aceptación en el mercado que le es propio”. Es decir, productos que gustan a mucha gente. Sin embargo, cuando decimos que tal música es comercial, el término adquiere un matiz peyorativo. Lo cierto es que “comercial” podría denotar fórmulas hechas a la medida del consumidor para hacer caja. Normalmente, se caracterizan por su baja calidad, la rapidez con que se han creado, tienen el respaldo de grandes campañas de marketing y el boom que crean es directamente proporcional a la caída en el olvido que sufren posteriormente; aunque tampoco tiene porqué ser así.
Lo gracioso de este asunto es cómo los consumidores de un estilo de música tachan a otros estilos de comerciales y cómo los lectores de cierto tipo de literatura miran por encima del hombro a los best sellers. Está claro, ¿no? Yo, que escucho Platero y Tú, soy un ser superior a los que escuchan a Bustamante, que es una basura comercial, éstos a su vez están por encima de los que siguen a Pitbull, porque de él ni si quiera se puede decir que sea cantante y éstos, a su vez, están por encima de los fans de Justin Bieber, que todos tenemos claro que es el último en el escalafón. Con los libros pasa lo mismo, ¿me van a comparar ustedes a Tolstói con Stephenie Meyer? Evidentemente, el primero es un autor de Literatura y la segunda es una juntaletras que bien podría escribir ella solita todos los números de la súper pop
Es obvio que no es lo mismo un grupo de música prefabricado, compuesto por niños guapos que apenas saben cantar ni tocar, que interpretan canciones con letras absurdas que ni siquiera escribieron ellos, que un grupo hecho así mismo y que se han movido con el único impulso que implica la pasión por lo que hace. Al igual que no es lo mismo un libro escrito para cumplir unos plazos, con personajes planos y estereotipados, con un leguaje pobre y una trama predecible, que un libro con un estilo cuidado, escrito con mimo y dedicación.
      Sea como fuere, cualquier tipo de artista desea y sueña con que la gente llegue a conocerle y contar con un público fiel, por eso me parecen absurdas e hipócritas las voces que llaman vendidos a los artistas que vienen “de abajo” y acaban cosechando éxito. La música que toca un artista evoluciona y la forma de escribir de los autores progresa, a veces los cambios nos gustan más o menos pero no podemos esperar que se queden enmarcadas repitiendo aquello con los que se dieron a conocer porque, de hecho, no hay nada más comercial que explotar una fórmula que ha funcionado.
       
    Y para concluir, un consejito gratis. La gente debería tener la suficiente personalidad como para escuchar la música que le gusta y leer los libros que le apetezca sin importar que se diga de ellos que son comerciales o lo que sea. Siempre va a haber algún intelectual por encima que diga que es basura, sea lo que sea, pero estará bien mientras tú lo hayas elegido y sepas los motivos por los que lo has hecho.

2 comentarios:

  1. El problema de todo esto viene por el negocio que hay detrás. No es sólo por esos grupos prefabricados que cantan canciones que no son suyas y que causan furor entre las masas quienes, por cierto, consumen indistintamente sin ningún criterio dejándose llevar por la mercadotecnia, la radiofórmula y demás marketing. No. El problema viene de los grupos que sólo buscan la repercusión, traducida ésta en un montón de ceros en la cuenta corriente y que se venden al mejor postor siguiendo modas o variando radicalmente su estilo musical para encajar en el mercado del momento...

    Ejemplos de grupos y cantantes prefabricados destinados a morir en el olvido tras un verano tenemos innumerables (¿alguien sabría decirme el nombre de todos los componentes de OT sin recurrir a Wikipedia o Google?). Tenemos otros creados para explotar el éxito de alguna película o serie de televisión (Fran Perea es un ejemplo claro, pero también aquello que surgió después ¿Santa Justa Clan se llamaba?). Pero con estos ya sabemos lo que hay... Lo que es más preocupante es cuando lo hacen artistas consagrados, y me vienen a la mente ejemplos como Marilyn Manson, que pasó del andrógino al EMO, pasando por el gótico y el vintage, según que es lo que tuviese tirón, variando el estilo musical o incluso las temáticas de sus canciones.

    La música dejó de ser cultura para convertirse en negocio y este es su principal problema.

    P.D. Bustamante, Pitbull, Bisbal, Shakira, etc. son bazofia. XD

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  2. Muy de acuerdo en que cada uno escuche lo que le apetezca, de hecho, el término "comercial" me parece que muchas veces se aplica indiscriminadamente por cualquier cosa y sin ningún criterio. Yo siempre pienso que de una manera u otra ya eres "comercial" en el momento que vendes tú música, simplemente por el hecho de estar comerciando con ello.

    Ahora bien, y aquí viene el quid de la cuestión. La música, a parte de su componente industrial, tiene en esencia otro componente cultural del que en muchas ocasiones la industria prescinde en beneficio único del mercado. Esto tiene como resultado por ejemplo las radiofórmulas, en las que las que la calidad musical no cuenta, si no simplemente el dinero que se ha aportado para salir primeros en los medios, discriminando así a todo músico que o bien no disponga de ese dinero o simplemente no tenga una discográfica que a modo de "mecenas" invierta en ese trabajo.

    Esto no sería un gran problema si las empresas discográficas que controlan ese mercado trabajasen en pro de la calidad musical pero, desgraciadamente, esto no es así. Supongo que estarás conmigo en que no es lo mismo una empresa que alguien monta por algo que le apasiona y de lo que trabaja para hacer un modo de vida, que una que es creada con el único afán de ganar dinero ¿no? Pues más o menos eso es el mercado de las multinacionales. Lo que se viene a llamar en términos más específicos: mainstream.

    El mercado entonces se ocupa de que en las primeras listas de éxitos estén el Gangnam Style, Pitbull, Bisbal y todos esos productos de los que habláis, porque en este caso, más que de algo musical (que también lo es, pues utiliza música al fin y al cabo) se trata de algo producido en masa para satisfacer al gran público, explotando sin parar esa fórmula que mencionas que ha funcionado anteriormente.

    Al final, este monopolio no crea una falta de libertad, porque las personas siempre somos libres de escoger, pero si que crea una falsa sensación de que solo existe esa música para la cual los más vulnerables casi siempre son los más jóvenes. Entre los chicos que yo he dado clase de guitarra al principio (ahora ya no, para nada) me sorprendía encontrarme con que jamás en su vida nadie les había hablado de Nirvana, no les sonaba de nada el Let It Be de los Beatles y de Dylan habían oído alguna vez hablar así de pasada... esta es la realidad de la cultura musical actual, y sinceramente: me parece muy triste.

    No quiero decir con esto que tenga nadie obligación de gustarle o no gustarle algo, el gusto ha de ser libre. Pero mayor conocimiento facilita mayor amplitud de gusto, mayor libertad a la hora de escoger. Y el conocimiento no es lo que se fomenta.

    Un saludo!

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