miércoles, 6 de septiembre de 2017

Jefes infiltrados

   

    Hablemos del programa de televisión “El jefe infiltrado”. Y, en este caso, será necesario mencionar lo obvio: como programa de televisión, asumimos que está encorsetado, que sigue unas pautas, que se edita para enseñar solo lo que quiere mostrar, y si lo que quiere mostrar no se da, fuerzan la situación para que se dé.

    Dado esto por sentado, me gustaría hacer unos comentarios sobre el programa. Comienzo resumiendo en qué consiste por si alguien no lo conoce.

    Un jefazo de una empresa se cambia el aspecto para hacerse pasar por un trabajador “de base” de su compañía. Durante varios días trabaja en diferentes departamentos o franquicias de la empresa junto con algunos de los empleados para conocer de primera mano el día a día en el trabajo y los problemas que se puedan dar. Después de esta primera fase, el jefe se revela como tal, se reúne con los empleados con los que ha estado trabajando y mantiene una charlita con ellos.

   Todos los programas están cortados por el mismo patrón. Cuando el jefe está infiltrado lo que percibe es que los trabajadores hacen el trabajo más o menos bien aunque siempre hay algo negativo que resaltar. Bien que han cogido ciertos vicios y ya hacen algunas tareas a su manera sin seguir los protocolos de la empresa; bien que están desmotivados y no generan buen clima o cosillas similares. Durante la jornada, el jefe encuentra algún rato para mantener una conversación de corte más personal y se entera de que el trabajador de turno tiene algún “drama” en su vida. Hijos enfermos, deudas, problemas de conciliación, familiares que han emigrado… Entrecomillo “drama” no porque menosprecie esas situaciones, ni mucho menos, sino porque yo lo llamo “vida”. En cualquier caso, parece que nos quieren hacer entender que estas circunstancias adversas son la causa de esos defectillos en el trabajo que os señalaba antes.

    Sigamos. Para acabar, se produce la reunión esa que os decía, en la que el jefe se revela como tal. En la misma, primero le echa en cara al trabajador los aspectos negativos que ha detectado, luego le destaca los positivos y, por último, le recompensa con un dinero extra, un viaje o, en algunas ocasiones, un ascenso.
    
    Se supone que el motivo por el cual los jefes deciden infiltrarse es porque la empresa no está funcionando bien del todo y, por lo tanto, lo hacen con la finalidad de detectar dónde se puede mejorar.

    Sin embargo, lo que me sorprende, y es lo que me lleva a escribir esta entrada, es que la conclusión que extraen los jefes al final de esta experiencia no es nada del tipo: hay que reforzar la plantilla en este departamento, hay que comprar tal maquinaria, hay que implementar un cambio en la rotación de turnos, hay que reforzar la estrategia comercial… Nada de esto.

    La única conclusión que sacan los jefes es que sus trabajadores son humanos. Sí, creedme, no estoy exagerando. Parece que pasar unas pocas horas trabajando con ellos les sirve para despertar su empatía y darse cuenta que los empleados tienen filias y fobias como todo hijo de vecino; que es conveniente tener motivación e ilusión para desempeñar una buena labor; que tiene problemas personales y que, en general, son buenos profesionales. Por lo que deciden, como os comentaba, recompensarles con dinero y viajes. Y eso está muy bien, pero, ¿de qué vale? Realmente no le veo la lógica. No lo entiendo para nada.

    Ejemplo. Tus horarios son incompatibles con hacer vida familiar. Como he pasado un día contigo y me he dado cuenta que eres un pringado, te voy a regalar un viaje de una semana a Canarias para que disfrutes de tu pareja e hijos.

    ¿Qué conseguimos con esto? ¿Mejorar la empresa? No. ¿Mejorar la vida del trabajador? Durante una semana, sí. ¿Dar una limosna por la cuál te crees que te tienen que estar eternamente agradecidos? Diría que sí.  

    Además, ¿son tan cortos de miras que no se dan cuenta de que el resto de sus trabajadores están en la misma situación? Han compartido jornada con un par de ellos pero la plantilla puede ser de decenas o cientos, según el caso. ¿No les da por pensar que el resto también trabaja duro y pueden tener vidas complicadas? ¿Por qué no viajes para todos, entonces?

    Si gracias a esta experiencia la conclusión a la que llegan es que tienen un equipo humano valioso al que conviene cuidar, ¿por qué no interesarse por todos? ¿Por qué no intentar implementar algunas medidas que puedan mejorar la situación de todos? Cosa, que por añadidura y sin lugar a dudas, redundaría en el beneficio general de la empresa.

    No sé si es por exigencias del guion o si realmente son así de simplistas; pero de verdad, que no le encuentro el más mínimo sentido.

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